SIETE DE DIEZ: UN CAMINO QUE CONTINÚA...
JOHN J. CASTIBLANCO P.
Miembro EIE
Cuando formé parte del Equipo de Investigación de Ecoteología (EIE) era el año 2005, hace ya siete años, se estaba ejecutando en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá el SGA 94 (Sistema de Gestión Ambiental en el Edificio Pedro Arrupe S.J., bajo la orientación de los Ecoteólogos de esta Facultad), me interesé por lo ECO-TEOLOGICO de ese proyecto. En el primer momento el componente ECO era importante por razones de carácter académico dado por el encuentro con un campo del saber con el que la Teología aprendida debía empezar a dialogar y reestructurarse. En ese momento como profesor del Departamento de Teología tenía a mi cargo clases de formación teológica con estudiantes de las carreras de la Facultad de Ciencias Básicas de la Pontificia Universidad Javeriana (Biología, Microbiología, Informática Matemática, Bacteriología, Nutrición y dietética) y la relación de Teología con el mundo de la vida se hacía inminente, a fin de disponerme para el diálogo que aún hoy continúa y con mayor riqueza dados los intercambios y aportes de los miembros que han pasado por el trasegar del EIE y de los maestros que hemos conocido: recuerdo con una profunda gratitud al filósofo colombiano Augusto Ángel Maya (QEPD), de quien comprendí que la irreverencia no le fue obstáculo para pensar distinto el mundo de la vida y de remembrar las enseñanzas del saber humano.
Como teólogo ya no podía seguir pensando el mundo sólo como el suceder de acciones humanas que interpretadas, muchas de ellas, son revelación de Dios, sino que ahora el horizonte de lo humano se traslada a las acciones antrópicas en la Creación. Pero también es cierto que son muchas las comprensiones que encontramos de la Creación, no solo desde las culturas humanas y sus religiones, sino en el campo de los saberes científicos. Consideré que el aporte de la vida trascendente que estudia también la Teología cristiana (escatología), se evidencia en la responsabilidad inmanente por llamar la atención cuando el desarrollo tecnológico y técnico propicia rupturas epistemológicas entre el mundo de las ciencias y el de la vida cuando las maneras de pensar el mundo creado se vuelcan contra la lógica de la Creación como puesta al servicio y garantía de la permanencia de la vida en la diversidad de formas.
La Teología relacionada con la Ecología me ha propuesto realizar encuentros mediados por la Ética, como disciplina filosófica, que marca la pauta para que la reflexión desde diversos saberes, tradiciones y costumbres sea posible. He acogido, sobre todo, aquella reflexión que hoy denominan, ética de mínimos que propone una convivencia a partir de algunos valores que sean comunes para quienes habitamos este planeta, nuestro Oikos, considerando la riqueza del diálogo disciplinar con la Bioética, como en algún momento lo hicimos, con las tradiciones culturales y desarrollos del pensamiento humano, las religiones, hasta ideologías que exacerban en lo bucólico de la naturaleza. Todas ellas las consideramos como parte de nuestro oikos.
Ha sido en Ecoteología, como Equipo de Investigación de compañeros y otros amigos, que comprendí mejor que las preocupaciones de nuestro tiempo, como dice Gaudium et Spes 1, se estrechaban con las búsquedas de teólogos que hemos asumido como pretexto la cuestión ambiental como un nuevo lugar teológico: el mundo de la vida (Bιοζ), de la esperanza (ζωη) y de la responsabilidad humana (Ψυχή) como una unidad que ha motivado a pensar teológicamente para actuar ecoteológicamente, por lo que no es de esperar menos que para la Teología de nuestros días, la cuestión ambiental sea un asunto teologizable que, en estos primeros diez del Equipo de Investigación Ecoteología (EIE), se esperan que sean más productivas nuestros aportes para la sociedad y grupos humanos en los que hoy compartimos.
Sabemos que nos somos los únicos y que desde otros saberes e intereses el ver a Dios en la Creación, así no sea explícitamente, conlleva la responsabilidad de no ser indiferentes con la realización de la Creación y su perfeccionamiento en el que todos estamos.
Mi invitación a considerar esta carta del lingüista Noam Chomsky al presidente de los Colombianos en este 2012, por quien los teólogos oramos también por su salud: link: http://www.elespectador.com/impreso/vivir/articulo-375077-chomsky-defensa-del-macizo-colombiano
No hay comentarios.:
Publicar un comentario