domingo, diciembre 05, 2010

ADVIENTO...NAVIDAD: NUEVO COMIENZO


ADVIENTONAVIDAD
NUEVO COMIENZO




Por: John J. Castiblanco P.
Teólogo Universidad Javeriana



En el mes de abril habíamos comentado en este blog (N° 04/04, abril 07 de 2010) acerca del sentido cósmico de la Pascua cristiana y que sin duda, cada signo de la naturaleza y sus estaciones tienen un gran significado expresado en las milenarias fiestas religiosas de todos los pueblos, y también en el caso particular de los cristianos. En este espacio queremos compartirles que no son ajenos a estos tiempos de Adviento y de Navidad esa misma significación cósmica. Ellos nos invitan a revisar nuestros procesos vitales y de relación con Dios, al igual que con los demás seres humanos y con nosotros mismos. Sobre todo en este comienzo de año litúrgico para los cristianos (2010-2011) en el marco social de final del año civil en el que preparamos informes de gestión y de proyección para el próximo año se ratifica este sentido.

Si recordamos, decíamos que las estaciones del año, acogiendo el movimiento de traslación de la Tierra alrededor del astro sol durante doce meses y su comprensión desde el método astronómico, permite identificar dos equinoccios [igual duración del día y la noche en los dos hemisferios (sur: 20 ó 21 de marzo y norte: 22 ó 23 de septiembre)] y dos solsticios [el sol parece estar quieto (sur: 20 ó 21 de junio y norte: 21 ó 22 de diciembre)], los cuales son referentes que nos permiten identificar el inicio y fin de las estaciones durante el año, que traen una serie de sucesos que podemos simbolizar desde la fe particular en las fiestas religiosas, en este caso en los tiempos litúrgicos de Adviento y Navidad para la fe cristiana.

A partir del pasado 21 de Noviembre se inició un nuevo período lunar (luna nueva) y con él se ubicó la fiesta de Cristo Rey del Universo con lo que se dio por terminado el año litúrgico 2009-2010 cristiano y el comienzo del nuevo 2010-2011. ¿Pero qué significa este suceso desde una comprensión cósmica de las estaciones y cambios climáticos? Pues bien, su significado cósmico nos está informando que la estación del Otoño (que inició el 22-23 de Septiembre con el equinoccio del hemisferio norte) está en su punto más alto, además nos avisa que ya viene la estación de Invierno en el hemisferio norte de la Tierra (21 de diciembre a 20 de marzo), y todo ello significa que iniciamos un tiempo de preparación, por una parte la provisión de alimentos y de las condiciones del resguardo de la vida física, y para la fe cristiana será lo mismo como preparación espiritual para la gran fiesta de la Natividad de Jesús. Eso significa que es conveniente revisar el sentido con el que celebraremos estas fiestas (Los invitamos a ver el blog de la semana pasada).

Esta estación del Otoño  tiene un importante significado para los pueblos agrícolas de antaño (y aún hoy en la mentalidad de nuestros campesinos o criollos como los llaman algunos españoles), porque es un tiempo en el que deben prepararse para abastecerse de alimentos y resistir a los fuertes cambios de temperatura que se empiezan a percibir y que se encrudecerán a partir del 21 de diciembre —de hecho ya lo estamos viviendo con las crudas lluvias que han inundado tierras y generado emergencias que nos invitan a la solidaridad con quienes han perdido seres queridos y sus enceres—.


Esta fecha marca el inicio del Invierno con temperaturas bajas, muchas lluvias y poca comida disponible. Vemos que las especies no sedentarias en alguno de estos territorios migran a lugares en los que el clima les sea más favorable; otros seres asentados empiezan a equiparse de alimentos y protección o a adaptar madrigueras para resguardarse para esos tres meses de frío y de escases de alimentos previos a la estación de la vida, la Primavera. Sin embargo, esta tensión para mantener la vida en medio de la dureza climática genera en el ser humano una esperanza de que la muerte no puede ganar a la vida y que la misma naturaleza nos va señalar. Una esperanza en medio de tanta muerte será con el comienzo de la estación de Invierno. Parece contradictorio esperar algo bueno en el invierno. Ya lo veremos…

Es así que con la fiesta de Cristo Rey hay una invitación para que los cristianos revisemos qué ha habido en nuestro año cristiano. Algo así como un balance de nuestros compromisos hechos desde el año pasado cuando nos preparábamos para recibir espiritualmente a Jesús en nuestras vidas entendidas como pesebre. ¿Jesús fue, es y será el rey en nuestras vidas? ¿Su proyecto del reinado de Dios Padre en nuestra vida cotidiana lo pudimos tener presente a pesar de las dificultades diarias durante estos doce meses (noviembre 2009- noviembre 2010)? Y, finalmente, ¿estamos preparados para volver a recibir espiritualmente a Jesús este año 2010-2011?

Pues bien, esta estación del Otoño en la que se ubica el tiempo religioso del ADVIENTO, nos va mostrando que todas las formas de vida empiezan a cambiar su comportamiento, a adaptarse, y a estar vigilantes para mantener la vida. Lo podemos leer de manera más evidente y a nuestra disposición en las formas de vida vegetal que muestran su fenecer (repetimos que es para los países que están en el hemisferio norte en estas fechas decembrinas, pues en el hemiisferio sur inicia el Junio 21) en la caída de sus hojas y en lo esquelético de sus troncos, debido a que los días empiezan a mostrarse más cortos (el sol sale por poco tiempo), hay lluvias y mucho frío y esos factores les dificulta realizar la fotosíntesis para armar su ropaje verde. Ello significa que debieron formarse fuertes sus raíces y tronco durante la estación de Primavera (20-21 de Marzo - 20 de Junio) y haber madurado en la estación de Verano cuando muestran su verdor (21-22 de Junio – 20 de Septiembre) y mantenerse durante esta estación de Otoño sus troncos (22-23 de Septiembre – 20 de Diciembre) para soportar el Invierno (21-22 de Diciembre – 19 de marzo de 2011) hasta que llegue la nueva Primavera en el 2011.

Con todo ello podemos identificar que en estas manifestaciones de la naturaleza también se nos habla a los cristianos a fin de que podamos significar y revisar si durante el año que está terminando (noviembre 2009-noviembre 2010) y en cada estación y cada fiesta religiosa que celebramos pudimos mostrar nuestros frutos del reinado de Dios en nuestra vida —cada uno a su manera y con sus talentos—. Así como para el tiempo civil que estamos cruzando con la revisión y elaboración de balances de nuestro trabajo y desempeños laborales, familiares y personales, también para el Adviento cristiano el tiempo de vigilar y replantear aquello que nos fue útil como lo demás que no lo fue tanto para la realización del proyecto de vida. Todo ello, sin desperdiciar lo vivido, servirá como insumo para preparar el nuevo año (2010-2011). Además, este tiempo litúrgico del Adviento, en el marco estacional del Otoño, nos indica un tiempo de preparación porque algo importante está por venir cuando la vida parece irse, cuando las noches empezarán a ser más largas que los días, cuando el sol caliente menos que nos informa que se avecina el Invierno…

Más arriba nos preguntábamos si del Invierno podríamos esperar algo bueno. Pues para los pueblos agrícolas que conocían bien las estaciones y hacían la lectura de los astros para guiar sus vidas y comportamientos sociales es así, y nos han dejado un legado que podemos asumir  para entender la naturaleza la cual puede ayudarnos a resignificar con toda esa simbología de las estaciones una mejor comprensión de la invitación que traen estas festividades religiosas al final del año civil, y que tienen un fuerte y milenario sentido cristiano que es conveniente rescatar para que también globalmente en todas las culturas pueda ayudar a re-significar y orientar estas fiestas comerciales que ya han iniciado en varios países con la compra de regalos, con la elaboración de suntuosos árboles de navidad en fibra óptica (en la China), con campañas para entrega de regalos de parte de empresas privadas que piden a mujeres y hombres compartir un regalo con quienes no lo pueden hacer con sus seres amados en estas fechas de emotividad y compartir por diversas razones (hoy sobre todo por el desempleo creciente por la crisis económica y la dureza climática que ha arrazado con tierras sembradas, con lugares de vivienda, co vidas humanas...).  Es intersante que este espíritu de solidaridad y caridad se dé, pero también es conveniente que todos los que vemos estas situaciones no esperemos delegar la caridad que podríamos realizar personalmente. No esperemos que sean estas empresas los únicos canales de entrega o intermediadores de la caridad y solidaridad.

Retomando: del Invierno sí podemos esperar algo maravilloso: un nuevo comienzo. Si contamos los días veremos que terminando el Otoño se van terminando las provisiones y la vida parece perder espacio ante la muerte representada en los fuertes cambios climáticos (muchas lluvias,  mucho frío y más tiempo para la oscuridad); en la escases de alimentos; en la lucha de mantenerse vivo (o bien el que se adaptó o el prudente que se provisionó de lo necesario); también la luz del sol está cada vez más escasa y con corta duración  durante el día, etc. Pero ocurre un acontecimiento que denominamos solsticio (que significa que el sol parece estar quieto) y es que además de dar comienzo a la estación del Invierno en el hemisferio norte (21-22 de diciembre), el sol empieza a iluminar un poco más que los días anteriores y eso genera esperanza para la vida en el planeta Tierra.

Podemos interpretar que el Invierno trae consigo el nacimiento del sol que con su luz y calor da vida en medio de tanta dureza y desesperanza para la vida. Parece que este sol se muestra para ganar nuevamente su espacio en medio del desconcierto de la vida que se comenzó en el punto más alto del Otoño cuando la vida empezaba a fenecer. Con ello la noche del 24 de diciembre, entendida como la noche más larga del año, va a tener en el día 25 de diciembre un sol radiante, que vuelve a nacer y que muestra haber ganado al desaliento de la vida del mes y medio pasado, propiciando la esperanza de calor y luz para la vida en el planeta Tierra. Es la esperanza de  su resurgir y tener su espacio y lugar en el concierto de la vida, para que todo lo existente empiece a dar muestras de aliento y restauración. Es por ello que los primeros cristianos que conocieron el significado de estos acontecimientos de la naturaleza han dado al día 25 de diciembre el lugar para celebrar anualmente el nacimiento del Niño Dios, el sol de nuestra esperanza desde la fe,  la esperanza de que la Vida ha estado siempre y nace en la propia existencia, que nos anima a restaurar la  vida propia y proponer un mejor camino; a ser cada vez más conciencia que la Vida está en cuanto le demos su espacio para que habite en nosotros y dé calor y luz.

Es por ello mismo que los cristianos al vislumbrar la esperanza han marcado una hermosa tradición para prepararse durante nueve días antes (en la numerología el número nueve, de allí novena, expresa preparación o profundización y perfección) para ese dichoso y esperanzador acontecimiento. Así las cosas, entender que el tiempo litúrgico de la Navidad se inaugura el 16 de diciembre y va hasta el 06 de Enero con la fiesta de los reyes magos, llevará a rescatar su significado de conmemoración anual del nacimiento de Jesús que anualmente se re-significa como nacimiento espiritual del Dios hecho hombre para la esperanza de la humanidad (que es lo que significan los reyes magos: toda la humanidad). Jesús es noticia no sólo para los cristianos, sino para todos los seres humanos y se expresa con el compartir de los dones que se han cosechado durante el año, por ello entregamos regalos (dones) a quienes amamos y, sobre todo, a quienes esperan a Dios con nuestra caridad y solidaridad, pues no hay otra manera como Dios se comunique a los seres humanos sino a través de nosotros mismos.

Llegados a este punto entendemos porqué en diversas culturas a donde el cristianismo ha llegado y ha sido acogido e inculturado,  esta fiesta del nacimiento de Jesús se prepara de muchas maneras entre los más cercanos como, por ejemplo,  con las famosas Posadas, la Novena de Navidad y otras manifestaciones artísticas que van desde la preparación de comida para compartir, la música para celebrar (villancicos) o la representación del nacimiento de Jesús en un pesebre. La próxima semana trataremos en este espacio del blog de Ecoteología una comprensión más del pesebre.

Aquí unas pistas, en breve, del significado y sentido cristiano de la Navidad y…

¡Feliz Navidad para ti y tu Familia!



Estación
Algunos significados para los cristianos
Otoño
Ø  Hacer un balance vital en el último año desde las preguntas: ¿Dios ha reinado en nuestra vida? ¿He creído en las palabras de Jesús escuchadas y celebradas durante este año?
Ø  Prepararnos para la próxima venida espiritual de Jesús con los frutos cosechados durante el año 2009-2010.
Ø  Realizar obras de caridad concretas para quienes han sido desfavorecidos por la inclemencia del clima otoñal.
Invierno
Ø  Preparar y esperar el nacimiento espiritual de Jesús en nuestra vida de manera activa con nuevos propósitos para este nuevo año 2010-2011.
Ø  Compartir la alegría de la esperanza del nacimiento con la práctica concreta de la caridad y las buenas maneras con los más cercanos y los que no lo fueron tanto durante este año.
Ø  Navidad tiempo de restauración… restáurate con el nacimiento del sol de nuestras vidas, el Dios que se hace un ser humano y que con su ternura de niño hace suscitar los sentimientos más nobles del alma humana.