lunes, noviembre 12, 2012

MENSAJE DE JOSE MARIA VIGIL


Oiko-teología
Participar en la gran transformación

JOSE MARIA VIGIL con integrantes del Equipo ECOTEOLOGIA (Unisinos,  Brasil)

El nuevo relato sobre la Realidad que la cosmología moderna nos presenta, es lo que más profundamente está transformando la conciencia de la Humanidad. El conjunto de las ciencias de la naturaleza lleva varios siglos desplegándose de forma sorprendente ante nuestra asombrada mirada. Estamos ante una explosión del conocimiento científico sobre el Universo, sobre la Realidad misma.

Este conocimiento nos está revelando una imagen nueva del Universo, una imagen nueva de la Materia, de la Naturaleza, de la Vida, del Ser Humano, y —como resultado— un nuevo sentido de todas las cosas, y un nuevo sentido del Todo, de la Realidad. Qué es esto, qué somos, qué sentido tiene el cosmos, qué sentido tenemos nosotros mismos... son las grandes eternas preguntas que nuestra generación vuelve a plantearse de un modo nuevo a como se la plantearon todas las generaciones anteriores. Y la razón de esta novedad es que ninguna generación como la nuestra dispuso de tanto conocimiento científico sobre la Realidad en que vivimos, de la que somos parte, la Realidad que nosotros mismos somos, no dualmente.

Para las personas religiosas, esta explosión del conocimiento científico de los últimos cuatro últimos siglos tiene un valor «revelatorio». La Revelación no se da sólo —como habíamos pensado chauvinísticamente— en el «segundo libro», en la «Escritura» que las religiones del libro veneran, sino sobre todo en el «primer libro», aquel «libro» que escribió Dios antes de que los humanos diéramos forma a las Escrituras Santas de las distintas religiones. Ya Platón había dicho que la Creación era una carta que los dioses habían escrito a la Humanidad... San Agustín, más tarde, dijo que Dios escribió dos libros, no uno solo, y que el primero de los dos libros es la Realidad misma, la Creación, la Vida. Las Escrituras —hemos sabido después nosotros— las escribieron las religiones más tarde, precisamente para comentar el primer libro, y concretar así cómo habérselas con la Realidad.

Libro, lo que se dice libro, sólo lo es el primero, el gran libro de la Realidad, un libro enteramente original y —digámoslo así— escrito sólo por Dios. El segundo no sería en verdad un libro, sino un comentario al primero. Sólo que no fue escrito ya por Dios, sino por nosotros los humanos, cuando el primer libro casi no se había abierto, cuando apenas lográbamos pasar unas pocas páginas más allá de la portada, cuando no sabíamos prácticamente nada de la realidad de este cosmos, cuando no alcanzábamos a entender —intus légere, intelligere, leer por dentro— en ella nada de lo que hoy nos maravilla, nos asombra y casi nos deslumbra. Es por eso que nuestro «comentario» al primer libro, nuestras Escrituras, divino-humanas, están sujetas a la cultura —¡y a la ignorancia!— del tiempo en que fueron escritas, totalmente diferente al de hoy.

La teología clásica se ha esforzado por permanecer leyendo fielmente siempre dentro de las Escrituras. La eco-teología se caracteriza por su afán de leer, además, y como punto de partida, el primer libro, y junto a él, el comentario inspirado de nuestros antepasados en la fe, pero confrontándolo ahora con todo lo que sus autores no sabían y que nosotros sí sabemos, lo que nos suscita nuevos comentarios, bien diferentes, y bien nuestros... Es por eso por lo que a la eco-teología se le hace evidente la necesidad de reajustar, releer y recrear tantas visiones y concepciones religiosas que los humanos hemos elaborado cuando casi no podíamos ni siquiera abrir las primeras páginas del libro de la Realidad, que hoy nos abruma y deja atónitos y sobrecogidos por las revelaciones inéditas e inabarcables que diariamente nos hace... en lo macroscópico y en lo microscópico, en lo infinitamente grande, en lo infinitamente pequeño, y en lo infinitamente complejo...
Tomada de http://www.anigamiart.com/?page_id=27
 La eco-teología tiene la posibilidad y el deber de colaborar a esta gran transformación actual, la transformación de la conciencia de la humanidad, tal vez la mayor transformación registrada en toda nuestra trabajada historia evolutiva. El nuevo relato cosmológico nos está diciendo que vivimos en un mundo diferente del que pensábamos, diferente desde luego del que conocieron los autores del comentario al primer libro, nos dice que nosotros somos otra cosa de lo que pensábamos, y que nuestro sentido en la realidad y en la historia es también otro. 

Es una revolución cognoscitiva, una metanoia, el nacimiento a una nueva etapa evolutiva, el final de la edad de piedra de la consciencia religiosa planetaria.
  • Hacer eco-teología es leer y escuchar, y hacer escuchar el libro primero en el que la Divinidad de la Realidad se expresa, colaborar a situar a la Humanidad de pie sobre las bases más sólidas de su saber: no ya sobre mitologías, ni sobre filosofías o elaboraciones propias, sino sobre la Realidad real, el más incontestable de los fundamentos, tal como lo conocemos hoy.
  • Hacer eco-teología es ayudar a las religiones a adecuar su patrimonio simbólico, con la Realidad, ayudarles a prestar este servicio de actualización en favor de la Humanidad de hoy y del mañana. Nuestros antepasados hicieron su comentario al libro primero, pero a nosotros no se nos prohibe hacer el nuestro, a nuestra nueva medida. No estamos condenados a mirar al pasado, ni a repetir la historia; podemos, debemos dar nuestra palabra, expresar nuestro propio comentario al libro de la Realidad, desde el nuevo relato cosmológico —la nueva captación científica de la Realidad— que hoy tenemos.
  • Hacer eco-teología significa reconciliar a la humanidad con la Realidad -ante la que antes estaba de espaldas, por ignorancia, y por dualismos heredados culturalmente-, significa ayudar a la Humanidad a volver de su exilio, a volver a su hogar ancestral, del que nunca debiera haberse apartado.
  • Hacer eco-teología es pues una forma de ser catalizadores de la historia, de participar co-creativamente en la evolución biocósmica, de ayudar a asumir una nueva frontera evolutiva de apertura a la Realidad.
  • Hacer eco-teología es una forma privilegiada de salvar nuestro oikos, por lo que debiera ser respetada y apoyada con todas nuestras fuerzas.


Felicitaciones, Equipo de Eco-Teología, por esos 10 fructuosos años.

Que sean muchos más.




José María Vigil
Panamá, 12 de noviembre de 2012

ENLACES SUGERIDOS:
http://latinoamericana.org/
http://www.eatwot.org/index.php?option=com_frontpage&Itemid=1
http://www.servicioskoinonia.org/


SOBRE EL AUTOR:
José María, es un sacerdote claretiano, nacido en España, naturalizado nicarguense y con residencia actual en Panamá.. Es conocido por su actividad cibernética, como moderador del sitio www.servicioskoinonia.org, coordinador de la Agenda Latinoamericana Mundial, sus servicios a la Asociación de Teólogos y Teólogas del Tercer Mundo,  los aportes a la espiritualidad de la liberación, la  teología del pluralismo religioso y la ecoteología (http://www.servicioskoinonia.org/relat/411.htm)

jueves, octubre 04, 2012

MENSAJE DE GUILLERMO KERBER

Un saludo fraterno y feliz 10° aniversario!

Les escribo desde la Academia Ortodoxa en Creta, Grecia, donde estamos celebrando una conferencia sobre Alternativas sostenibles para la reducción de la pobreza y la justicia ecológica  La Academia ofrece un lugar muy apropiado, un entorno en donde fácilmente podemos reconocer la belleza de la creación de Dios en medio de una crisis económico-financiera que está teniendo consecuencias terribles en la población, en especial en los más pobres así como en el ambiente.

En los últimos diez años la eco-teología ha mostrado la complejidad de los temas que analiza. Cuestiones dogmáticas como Dios Creador (De Deo uno et trino), la antropología teológica, soteriología y la lista recorrería todos los tratados dogmáticos. Pero además cuestiones de teología bíblica, ética, epistemología, etc.

La producción bibliográfica ha sido impresionante, no sólo obras y colecciones sino páginas web, blogs, grupos de trabajo virtuales, etc.

Desde una perspectiva latinoamericana, ha estado claro por veinte años que el grito de la tierra es un eco del grito de los pobres, o viceversa. En suma que no podemos dejar de escuchar este grito y responder  
al sufrimiento de la creación entera.

Uno de los desafíos que hoy enfrentamos, me parece, es vincular lo que ustedes están haciendo en Bogotá con lo que otros están haciendo en otros lugares de América Latina, pero también en Africa, Asia, Oceanía, Europa, América del Norte. El mes pasado pude estar en la Universidad de Western Cape, en Africa del Sur en un encuentro donde se presentó el volumen 2 de la obra "Creation and Salvation" con colaboradores de todas las regiones, coordinado por Ernst Conradie de la Universidad antes mencionada. Claro que la barrera del idioma es importante, mucha de la producción en castellano es ignorada por lectores no sólo de Europa y Estados Unidos, sino también de Africa y Asia. 

Otro aspecto que me parece relevante es la elaboración de una eco-teología interreligiosa. En nuestro continente, las diferentes cosmovisiones indígenas y afroamericanas ofrecen elementos preciosos para la construcción teológica. Lo mismo sucede en otras regiones, donde también se han dado elaboraciones eco-teológicas provenientes de tradiciones como el budismo, el hinduismo o el islam.

En suma, diez años es una buena oportunidad para mirar hacia atrás a lo que se ha hecho y mirar hacia adelante para responder a los desafíos que el mundo nos presenta. 

Un fuerte abrazo y feliz cumpleaños

Guillermo Kerber
Cuidado de la creación y Justicia Climática
Consejo Mundial de Iglesias  



El teólogo uruguyo Guillermo Kerber (Consejo Mundial de Iglesias) y Martha Inés Romero (Paz Christi Internacional) en la Carpa "Religiones por Derechos" en la Cumbre de los Pueblos (RÍO + 20 en junio de 2012)

MENSAJE DE VICTORINO PEREZ PRIETO



LA ECOTEOLOGÍA EN EL QUEHACER TEOLÓGICO DEL SIGLO XXI.
En el décimo aniversario del Equipo de investigación ECOTEOLOGIA de la Facultad de Teología. Pontificia Universidad Javeriana  de Bogotá

Dr. Victorino Pérez Prieto 




Hay una red infinita de hilos por todo el universo... En cada entrecruzarse de los hilos hay una persona y en cada persona hay una cuenta de cristal.
Y cada cuenta de cristal refleja no sólo la luz de cada uno de los otros cristales en la red, sino también todos los otros reflejos que se dan a través del universo entero”.
(La Red de Indra, Rig Veda)

La creación vive en la esperanza de ser también ella liberada de la servidumbre de la corrupción y participar así en la gloriosa libertad de los hijos de Dios”. (Rom  8,20-22)

Deus meus et omnia”. (Francisco de Asís)

Quiero dejar que exhale aquí mi amor por la materia y por la vida, y armonizarlo, si fuera posible, con la adoración única de la sola absoluta y definitiva Divinidad...”
(P. Teilhard de Chardin, Escritos del tiempo de guerra)

Hay una conocida frase atribuida a Karl Rahner, pero que en realidad la pronunció por primera vez mi gran maestro Raimon Panikkar: “El cristiano [y la cristiana] del siglo XXI deberá ser un místico o no será cristiano [cristiana]”. La frase me parece magnífica –con la conveniente corrección del lenguaje inclusivo-, y es necesario repetirla una y otra vez: las leyes, las normas, los ritos y las mismas prácticas no liberan, aunque puedan ser una ayuda en el camino de nuestra vida; lo que libera es el Espíritu, la vida vivida intensamente, la experiencia plena de la vida en comunión, como hizo y dijo el gran maestro Jesús de Nazaret, el Cristo Liberador.
            Pero, del mismo modo, me gusta repetir desde hace años que el cristiano y la cristiana del siglo XXI o es también un/a ecologista y un/a ecopacifista, o busca una ecoespiritualidad, o no podrá ser tampoco un buen cristiano/a, un discípulo/a de Jesús de Nazaret. O busca el equilibrio pacífico con sus hermanos y hermanas de raza, pero también la armonía con la naturaleza, con el hermano  lobo y la hermana avestruz, el hermano colibrí y la hermana alondra, con el hermano árbol y la hermana piedra, con la hermana agua, con el hermano viento y con todo el cosmos. O busca la justicia, la paz y la integridad con toda la creación, creando el mismo relaciones justas con la Tierra y el Cosmos; porque “somos parte de la tierra y ella es parte nuestra”, como decía el jefe Seattle. Más aún, o busca denodadamente la sabiduría-espiritualidad de la tierra (ecosofía), con sensibilidad holística, reconociendo la interdependencia de todo con todo… sabiendo que “lo que cuenta es la realidad entera, la materia tanto como el espíritu” -como dice Raimon Panikkar-, o no tendrá futuro; porque la vida y el cosmos todo vive y muere con nosotros: somos la conciencia del universo, pero sin él no somos.
Jesús de Nazaret, el retrato de Dios, es un “ecologista” que no sólo manifiesta un profundo conocimiento y amor por la naturaleza (Mc 13,28; Mt 6,26-30…), sino que se experimenta él mismo en una unidad no-dual con Dios y con los seres humanos/el mundo (Jn 17, 21-23; Lc 17, 21). Por eso, invita a sus seguidores no sólo a admirarla, respetarla y amarla, sino a integrarse en ella y disfrutar en ella. Jesucristo es el mejor rostro de la compasión por los hermanos y por toda la creación; y, como decía Thomas Merton: “La idea de la compasión está basada en una intensa conciencia de interdependencia de todos los seres, todo es parte de todo”. Un corazón compasivo es “el ardor del corazón por toda la creación: hombres, pájaros, animales, demonios y todo el mundo”, decía hace siglos Isaac de Nínive.
Por eso, en el quehacer teológico del siglo XXI, la ecoteología deberá ocupar un lugar primordial. Más aún, no puede ser simplemente un elemento más de la teología, sino un elemento vertebrador de toda ella, como dimensión constitutiva de la fe y la vida; una perspectiva que acabe con siglos de visión eurocéntrica y antropocéntrica, despectiva de “los otros” y de la vida no humana, para alumbrar una nueva imagen de Dios.
Se tratará de pasar del Dios dominador al Dios Relación trinitaria-Comunión solidaria, Compañero, Padre-Madre, Amante y Amigo; pero también pasar a un Dios del que el mundo es su Sacramento: el mundo como Cuerpo de Dios y Dios como Espíritu del Mundo. Un Dios ligado indisolublemente a su Creación; no algo extraño frente a él, sino expresión del Ser. Para poder ver “el tejido sin costuras” que forma la Realidad entera, que dice Raimon Panikkar.
Como escribió Ian Bradley “la fe cristiana es intrínsecamente verde; la buena nueva del Evangelio es promesa de liberación y plenitud para toda la creación”; pero “necesitamos borrar siglos de pensamiento antropocéntrico que colocaron al hombre, y no a Dios en el centro del universo”. Esa es la gran tarea del quehacer teológico del siglo XXI: una ecoteología ecosófica.
Esto supone un proceso semejante al que nos propone a los cristianos el sacramento de la reconciliación:
En primer lugar un labor deconstructivo (examen de conciencia): descubrir el origen de la “crisis ecológica”, en la que tenemos culpa cristianos y no cristianos, y borrar una concepción antropológica y teológica antropocéntrica, dominadora y depredadora de la naturaleza que tanto daño ha hecho a la naturaleza y a nosotros mismos. Para ello es imprescindible un diálogo interreligioso  e intercultural.
En segundo lugar, la reconciliación con la naturaleza y el cosmos todo (dolor de los pecados y propósito de la enmienda): ponernos ante el Dios de perdón que siempre espera la vuelta a casa (oikos) de sus hijos/as, vuelta al equilibrio en el amor.
Y en tercer lugar un quehacer constructivo (cumplir, rehacer nuestra vida): elaborar una nueva teología, una eco-teología que descubra y manifieste un Dios en íntima conexión con el ser humano -hombre y mujer- y con el cosmos. Conexión no-dual; que no caiga ni en un dualismo destructor, ni en un monismo que niega la realidad tal como es: la identidad y la diversidad coexisten y ambas son reales; buscar la síntesis armoniosa. Una conexión que nos ayude a ser uno, vivir unificado, andar los caminos que van desde el corazón no-dual que permite ser todo en todos.
Se trata, en fin, de elaborar una ecoteología ecosófica que sepa manifestar que decir “Dios es amor”, como nos enseñó Jesús el Cristo-Palabra definitiva del Padre, es manifestar que Dios es comunión, relación trinitaria ad intra (Padre/Madre-Hijo- Espíritu) y ad extra (Dios-Ser humano-Cosmos). Una ecoteología ecosófica que sepa manifestar que el ser humano y toda la creación están llamados a la cristificación, a la plenitud de la vida en el Amor; indisolublemente unidos en el camino del Amor.
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 ¿QUIÉN ES VICTORINO PEREZ PRIETO? Averígualo aquí http://www.galegos.info/victorino-p%C3%A9rez-prieto


Victorino Pérez- Prieto en companía de José Luis Meza Rueda (profesor de la Universidad Javeriana cuya tesis doctoral se basó en la Antropología Teológica de Raimon Pannikar)




!ESTAMOS DE FIESTA!



Equipo de investigación "ECOTEOLOGIA"
2002 -2012:  
Un itinerario de 10 años al servicio de la Creación
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres (Salmo 125, 3)



Tierno hermano FRANCISCO...!pide al Padre por nosotros!



GRACIAS A QUIENES EN ALGÚN MOMENTO DE NUESTRA HISTORIA NOS APOYADO Y NOS HAN PERMITIDO LLEGAR HASTA AQUI...

Santiago Roldán, durante varios años integrante de nuestro Equipo, experto en Bioética y actualmente profesor de la Universidad del Bosque.

Alejo Londoño S.J.,  y  a CREACION (Equipo de Lectura ecoambiental de la Biblia), nuestros ancestros directos (Alvaro, Wilson, Marthica, Brenda Natalia, Esperanza, Alirio, Carlos Hernando, César Baratto, Brendan Mc Manus, entre otros)

Joe Aguilar S.J., Alfredo Ferro S.J, Carlos Novoa S.J., José Roberto Arango S.J., Silvio Cajiao S.J., Eduardo Díaz, Ana María Navarro, José Alfredo Noratto, Felipe Cárdenas, Francisco Gonzalez, Benjamín Herazo, Victor Martínez, Carlos Alberto Villamizar, José María Ortiz, directivos y docentes en las Facultades de Teologia y Estudios Ambientales y Rurales.

Roberto Vela Mantilla, quien en nuestros orígenes era Decano del Medio Universitario de Estudios Ambientales y Rurales y ahora es integrante de nuestro Equipo,

  Marlybell Ochoa, Camilo Contreras, Adriana Sinning, Melissa Arboleda, en esa época estudiantes de Ecología, hoy en día, insignes profesionales

Fray Jorge Mario Naranjo OCD, Hno. Nelson Otaya S.J., Edgar Orozco SDS, Oscar Hiram Rodríguez,  Luz Albeniz Marín,  Joseph Diakese Ndefi, Ligorio Dussán, Wilmar Rolando Olaya, estudiantes de posgrado y pregrado en Teología.

Erika Franco, María Jesús  Sánchez Vallinoto, Gloria Castillo, colaboradoras externas pero con un compromiso y entusiasmo a toda prueba.

Santiago Arango, desde el Sector Pastoral y su interés en la Bioética, un animador permanente de nuestras reflexiones.

Carolina Díaz Franky, quien creyó que podíamos aportar algo a Bogotá desde las alianzas con la Secretaría Distrital del Ambiente. William Díaz y Bibiana Duarte,  perseverantes en las campañas ecoteológicas del Domingo de Ramos, la Cruz de Mayo y la Navidad.

Las conserjes Isabelita, Nancy, Marthica.....

Las secretarias Gloria Torres, Sandra Murillo, Maritza Saénz, Rosalba Alvarez, Mercedes Ramírez..

A quienes han participado de los encuentros de la Mesa Ecoteológica Interreligiosa de Bogotá..

ALGUNOS MENSAJES:

Querido Ali y Equipo...
Muchas gracias por este correo que me ha emocionado enormemente porque me brinda la oportunidad de hacer memoria...tan necesaria en nuestros días.

Efectivamente es una década...mucho y poco tiempo a la vez...También yo celebro por estas fechas la década más uno...los años de vivir en esta linda y acogedora  ciudad....por lo que puedo afirmar que Ecoteología fue creado para mi..jejejeje un faro en el camino de mi 
vida bogotana.
Sólo tengo AGRADECIMIENTO Y AMOR por Ecoteología...más que una palabra...un equipo...Ecoteología fue mi familia extendida por meses y años enteros...ir a las reuniones semanales ... los seminarios...los protocolos...compartires...búsquedas..
.Ecoteología fue en muchos momentos mi oasis de esperanza...y en cierta medida lo sigue siendo.... El lugar de encuentro y de la búsqueda...el espacio de acogida y acogimiento...la oportunidad de Dios...
Ecoteología significará para mi siempre un comienzo!
Los y las quiero mucho, muaaaa 
Felicidades,

ERIKA FRANCO

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Mi paso por Ecoteología:

Para mi fue una experiencia muy enriquecedora desde lo académico como también desde lo personal. Pude ser consultora del proyecto piloto de gestión integral de residuos, y desde allí me quedé en el grupo porque fuí testigo de lo que es proponer temas, estudiarlos y llevarlos a la realidad a través de acciones con fundamento ecoteológico bajo enfoques interdisciplinarios. Es realmente un grupo en el que se crece, no tiene nada que reste, todo aporta!. Además, sus integrantes tienen una energía única, gente abierta, amable, con un alto grado de espiritualidad y muy preparada desde el punto de vista académico. Los quiero mucho, los reconozco por seguir adelante, los recuerdo y desde mi segunda maternidad los felicito de todo corazón!
Cordialmente,
Marlybell Ochoa Miranda
Ecóloga, P.U.J.
Especialista en Derecho Ambiental, U.R.
Cel: 301 411 79 10
Bogotá, D.C.- Colombia.
 

NOTA: MARLY diseñó el logo de ECOTEOLOGIA y la mascota OIKIA, emblema del Sistema de Gestión Ambiental de la Facultad de Teología.
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Con un saludo quisiera felicitarlos por los 10 años de la MESA y del equipo que fielmente han permanecido en esa búsqueda a veces incomprendida o solitaria. Me alegro de las conmemoraciones.

Un fuerte abrazo y FELICITACIONES.
Alfredo F sj.

NOTA: Alfredo Ferro S.J. fué director del IMCA (Instituto Mayor Campesino En Buga) y actualmente coordina desde Brasil, el Apostolado Social de la Compañía de Jesús en América Latina y el Caribe.



martes, octubre 02, 2012

TESTIMONIO DE JOHN JORGE CASTIBLANCO

SIETE DE DIEZ: UN CAMINO QUE CONTINÚA...
JOHN J. CASTIBLANCO P.
Miembro EIE

Cuando formé parte del Equipo de Investigación de Ecoteología (EIE) era el año 2005, hace ya siete años,  se estaba ejecutando en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá el SGA 94 (Sistema de Gestión Ambiental en el Edificio Pedro Arrupe S.J., bajo la orientación de los Ecoteólogos de esta Facultad), me interesé por lo ECO-TEOLOGICO de ese proyecto. En el primer momento el componente ECO era importante por razones de carácter académico dado por el encuentro con un campo del saber con el que la Teología aprendida debía empezar a dialogar y reestructurarse. En ese momento como profesor del Departamento de Teología tenía a mi cargo clases de formación teológica con estudiantes de las carreras de la Facultad de Ciencias Básicas de la Pontificia Universidad Javeriana (Biología, Microbiología, Informática Matemática, Bacteriología, Nutrición y dietética) y la relación de Teología con el mundo de la vida se hacía inminente, a fin de disponerme para el diálogo que aún hoy continúa y con mayor riqueza dados los intercambios y aportes de los miembros que han pasado por el trasegar del EIE y de los maestros que hemos conocido: recuerdo con una profunda gratitud al filósofo colombiano Augusto Ángel Maya (QEPD), de quien comprendí que la irreverencia no le fue obstáculo para pensar distinto el mundo de la vida y de remembrar las enseñanzas del saber humano.

 ¿La concepción de vida en Teología (ζωη αώνιος) qué tiene que decir en ese mundo de las ciencias exactas? ¿Cómo puede aportar al mundo de la vida (Bιοζ) una comprensión de vida eterna (zoe) desde la interpretación del cristianismo? ¿Cómo desde la estructura y dinamismo vital de la persona humana (Ψυχή) se puede asumir la humanización, de la que hablaba Pierre Teilhard de Chardin S.J., para llevar la Creación a su perfección o Cristificación?  Pues estos interrogantes empezaron a configurar el sentido de lo TEOlógico en lo ECOlógico. Fui descubriendo que las relaciones del ser humano con su entorno no es solo una condición moral que surge de la dimensión psicológica del ser humano, sino que es una construcción en la que la garantía de la existencia es un pensar-acción construido junto con otros, desde sus costumbres, tradiciones y desarrollo de pensamiento científico, religiones, todo aquello que comprendemos por CULTURA (Cfr. GS 53).

Como teólogo ya no podía seguir pensando el mundo sólo como el suceder de acciones humanas que interpretadas, muchas de ellas, son revelación de Dios, sino que ahora el horizonte de lo humano se traslada a las acciones antrópicas en la Creación. Pero también es cierto que son muchas las comprensiones que encontramos de la Creación, no solo desde las culturas humanas y sus religiones, sino en el campo de los saberes científicos. Consideré que el aporte de la vida trascendente que estudia también la Teología cristiana (escatología), se evidencia en la responsabilidad inmanente por llamar la atención cuando el desarrollo tecnológico y técnico propicia rupturas epistemológicas entre el mundo de las ciencias y el de la vida cuando las maneras de pensar el mundo creado se vuelcan contra la lógica de la Creación como puesta al servicio y garantía de la permanencia de la vida en la diversidad de formas.

La Teología relacionada con la Ecología me ha propuesto realizar encuentros mediados por la Ética, como disciplina filosófica, que marca la pauta para que la reflexión desde diversos saberes, tradiciones y costumbres sea posible. He acogido, sobre todo, aquella reflexión que hoy denominan, ética de mínimos que propone una convivencia a partir de algunos valores que sean comunes para quienes habitamos este planeta, nuestro Oikos, considerando la riqueza del diálogo disciplinar con la Bioética, como en algún momento lo hicimos, con las tradiciones culturales y desarrollos del pensamiento humano, las religiones, hasta ideologías que exacerban en lo bucólico de la naturaleza. Todas ellas las consideramos como parte de nuestro oikos.

 Fueron precisamente el abordaje a las culturas y sus tradiciones compartidas por los demás miembros del EIE, los condiciones de carácter económico y social en general lo que me hizo ver que lo Eco de la Teología no es solo cuestión esnobista del medioambientalismo, sino que configura la responsabilidad integral de las personas que desde la academia debemos ahondar en aquello que todas las tradiciones religiosas han desarrollado —considerando la particularidad de la Teología cristiana—, para actualizar la ciencia teológica que comprende que el Dios que se revela en Jesús en las Sagradas Escrituras, es el mismo que permanentemente habita con nosotros los seres humanos y la naturaleza: Todos somos su Creación.

Ha sido en Ecoteología, como Equipo de Investigación de compañeros y otros amigos, que comprendí mejor que las preocupaciones de nuestro tiempo, como dice Gaudium et Spes 1, se estrechaban con las búsquedas de teólogos que hemos asumido como pretexto la cuestión ambiental como un nuevo lugar teológico: el mundo de la vida (Bιοζ), de la esperanza (ζωη) y de la responsabilidad humana (Ψυχή) como una unidad que ha motivado a pensar teológicamente para actuar ecoteológicamente, por lo que no es de esperar menos que para la Teología de nuestros días, la cuestión ambiental sea un asunto teologizable que, en estos primeros diez del Equipo de Investigación Ecoteología (EIE), se esperan que sean más productivas nuestros aportes para la sociedad y grupos humanos en los que hoy compartimos.
Sabemos que nos somos los únicos y que desde otros saberes e intereses el ver a Dios en la Creación, así no sea explícitamente, conlleva la responsabilidad de no ser indiferentes con la realización de la Creación y su perfeccionamiento en el que todos estamos.
Mi invitación a considerar esta carta del lingüista Noam Chomsky  al presidente de los Colombianos en este 2012, por quien los teólogos oramos también por su salud: link: http://www.elespectador.com/impreso/vivir/articulo-375077-chomsky-defensa-del-macizo-colombiano

martes, junio 05, 2012

¿Qué tan verde es la ECONOMIA VERDE?


 5 de junio: Día Mundial del Ambiente



DE LA ECONOMIA A LA ECOLOGIA
HAY MAS QUE UN PASO...


ALIRIO CACERES AGUIRRE



Desde que el 15 de diciembre de 1972,  la Organización de Naciones Unidas decretó que el 5 de junio se celebraría el Día Internacional del Ambiente, han pasado 4 décadas y ya se puede hacer una evaluación: ¿Qué ha cambiado? ¿Qué se ha mantenido? ¿Cuáles son los aprendizajes verificables de la humanidad en términos de cultura ambiental?

La Cumbre sobre Desarrollo Sustentable conocida como Río + 20 volverá sobre la pregunta de fondo que no puede ser otra que las razones de la fragilidad de nuestra civilización. Hoy como ayer, la certeza que no puede haber un crecimiento infinito en un mundo finito, confronta los sistemas económicos y las ideologías más acentuadas.

En torno a Río + 20, la de los gobernantes y diplomáticos, se espera una enfática manifestación de creatividad y resistencia por parte de los movimientos e iglesias que estarán en la "Cumbre de los Pueblos". 

En estos eventos se han planteado dos grandes aspectos para discutir: a) La llamada Economía Verde y b) La gobernanza a nivel territorial. Es decir, se conjugan economía y política para darle orientación a la preocupación ecológica.

En 40 años, sigue vigente la crítica al sistema capitalista respecto a su responsabilidad social y ambiente. Ahora, el tema es la devastación causada por el capitalismo extractivista en los megaproyectos energéticos y mineros, y la inestabilidad de los mercados donde la especulación financiera ha sembrado incertidumbres y cosechado el aniquilamiento de la vida.

En este contexto, vale la pena cuestionar ¿Qué tan verde es la Economía "Verde"? Empezando porque en cuatro décadas se ha ganado en conciencia respecto a que lo ecológico no es sólo un asunto verde pues ya dejó de comprenderse estrictamente dentro de lo biológico para integrar las visiones sociales, económicas, políticas. Es decir lo ecológico es un asunto cultural y como tal hunde sus raíces en aspectos epistemológicos, éticos, religiosos y espirituales. La Ecología es multicolor y por supuesto, la Economía debe mantener tal policromía.

Pero, ¿Qué elementos tener en cuenta para promover una economía más cercana a la ecología? ¿Cómo pasar de lo monocromático del verde al arco iris de alianza por la vida en nuestra "oikos"?

La escandalosa brecha entre opulencia y miseria, el grave deterioro de ecosistemas, los sangrientos conflictos bélicos, la debilidad de las democracias, las discriminaciones sociales, aparecen como algunos de los síntomas del malestar de nuestra civilización. Ante tal situación sobreviene el interrogante ¿Por qué pasa de lo que pasa? ¿Cuál es la raíz de tantas problemáticas en el mundo actual?

El señalamiento de responsabilidades apunta al sistema económico que se ha impuesto y a la lógica de “desarrollo” que se ha establecido en las políticas globales y copian al pie de la letra la mayoría de los gobiernos. A este nivel aparecen otras evidencias de la crisis como desempleo y subempleo, inestabilidad laboral, explotación de quienes aun son empleados y deben redoblar o triplicar tareas mientras sus ingresos se mantienen o incluso se reducen, la paradoja de los indicadores económicos que marchan muy bien mientras la vida cotidiana de la gente va de mal en peor, etc.



Pero, ¿Qué es lo que sucede para que la economía no se traduzca en vida abundante para todos? Al respecto hay varios puntos para analizar:

1.    La Economía surgió como una ciencia social preocupada de la administración de los recursos en función de satisfacer las necesidades humanas. La palabra “economía” proviene de la raíz griega “oikos” que significa casa, hogar con todas sus partes. En este sentido está emparentada con “ecología” y “ecumenismo”, ambos términos referidos tanto a un conocimiento de las relaciones en la casa como a la convivencia pacífica dentro de ella. ¿Cuál casa? El territorio local compartido, el planeta Tierra, el cosmos, la Creación.

Indigna que se haya roto la comprensión original de la economía y que de ciencia “social” (con toda la complejidad de lo humano) se haya reducido a un cálculo matemático de modelos abstractos donde lo que prima es el dinero y no la calidad de vida. Una economía que no se compadece de las personas traiciona su razón de ser. Una economía que no tiene en cuenta los enfoques que provee la ecología atenta contra la esencia de la vida. Una economía que desconoce la importancia de la unidad en la diversidad riñe con un sano ecumenismo que se enriquece desde las diversas creencias religiosas e ideológicas con la conciencia de habitar un solo territorio común. En síntesis, una economía que se olvida de la “oikos” sería como el ama de casa que se dedica a otros negocios pero descuida lo fundamental: el bienestar y la felicidad de quienes habitan su morada.

2.    La Economía ha sufrido una transformación con el paso de los siglos y se ha concretado en formas de relación con la naturaleza y la sociedad:
·         En la historia precolombina de América Latina y el Caribe, se identifican modos de producción centrados en la Madre Tierra y  en el trabajo comunitario.
·     Con la llegada de españoles, portugueses e ingleses, se impuso un  modelo centrado en la extracción de metales y la explotación intensiva del suelo con grandes monocultivos y el uso de  esclavos como mano de obra. Los materiales extraídos viajaban hasta Europa y  allí se concentraba la riqueza.
·         Después, comenzaron a instalarse fábricas en el continente americano, lo que generó empleo proletario en las industrias, contaminación del territorio local y el traslado de los materiales transformados hacia Estados Unidos y Europa. La riqueza seguía concentrada en las potencias pero cierta élite de los países de la periferia, comenzó a participar de las ganancias.
·      Hoy en día, la riqueza no tiene el nombre de un país en particular, sino de la densidad del capital que se concentra en corporaciones de corte transnacional. Esto hace que, en las naciones consideradas pobres, “tercermundistas” o en vía de desarrollo, aparezcan personas dentro de las listas de los archimillonarios del mundo, pero, paradójicamente, en los países “más desarrollados” surjan franjas de población que viven en la pobreza.
Este viraje histórico en la manera en que se producido y repartido la riqueza, indica también un cambio en las formas de dominio de unos a otros por medio de la economía: De la esclavitud  del Siglo XVI, pasamos a la opresión del siglo  XIX y XX para afrontar la marginación y exclusión del siglo XXI. Bien lo decía un sociólogo brasileño “hoy en día, ser explotado es un privilegio” refiriéndose a que millones de personas ni siquiera entran en el marco de la economía, son los don Nadie, los que no cuentan, los que sobran. “Antes estabas dentro de la fiesta así te maltrataran, ahora ni siquiera entras a la fiesta” dijo alguna vez una de las líderes de un barrio popular.

3.    Pero entonces, ¿A dónde va la riqueza? ¿Quién se está quedando con las tajadas más grandes del pastel? Los estudios indican que la acumulación del capital está en las arcas de poderosas corporaciones  que ejercen su poder transnacional y dentro de su interés por optimizar ganancias, se lucran a sí mismas, convirtiendo todo en mercancía y reduciendo costos sin ningún tipo de discernimiento ético. Dentro de esa lógica, se ha venido fortaleciendo  el capitalismo financiero, que especula y crece, sin redundar en mejores condiciones de vida para los seres humanos y los ecosistemas puesto que lo que interesa es la máxima rentabilidad. De esta manera viaja alrededor del planeta, buscando el mejor lugar para multiplicarse sin que permita convertir todo ese capital en satisfactores reales de las necesidades humanas y de la Madre Tierra. Por eso indigna, el crecimiento desaforado de las entidades bancarias, sus tasas de interés que rayan con la usura, sus mecanismos de engaño y manipulación, su indolencia frente al clamor de los pueblos que mueren de hambre y de desprecio.

Ante este panorama, es necesario precisar cuál es esa otra economía que queremos. Ante todo hay que desenmascarar la falacia que todo puede ser convertido en mercancía para que entre en el juego de la oferta y la demanda, y quede a merced de la mano invisible del mercado. Se requiere con urgencia un diálogo profundo entre la ética y la economía que contribuya a la travesía de la inteligencia financiera a la sabiduría económica, aquella que nos religa con las fuentes de la vida. Esto implica reconocer que la naturaleza es más que un simple  “recurso”; el agua, más un derecho vital que una valiosa mercancía y el  ser humano más que una cifra, código de barras o dato estadístico como consumidor, cliente o usuario.

De ahí la importancia de la articulación entre Ecología, Economía y Ecumenismo, que rescata la valoración intrínseca del “oikos”, el valor sagrado de la naturaleza y su dignidad como Creación de Dios. En ella hay circuitos de la vida que la economía debe reconocer, respetar y potenciar pues no hay sana economía sin una profunda ecología.

Por eso, se debe cultivar esa sabiduría que inscribe la economía dentro de la ecología.  En  este sentido, hay garantizar que ninguna nación o corporación se atribuya la propiedad del patrimonio genético que es reserva de la humanidad y aplicar el principio de precaución frente a toda manipulación genética. No es admisible el robo de la biodiversidad, ni la especulación con semillas ni la homogenización comercial de la alimentación. ¡La seguridad y soberanía alimentaria, es cuestión de dignidad!

Es el momento de reconocer que cada uno es “dueño de su propio destino, capitán de su propia alma” (como en el famoso poema “Invictus” que inspiró a Mandela a resistir treinta años de prisión, y después ser capaz de perdonar y liderar procesos de paz).  Es tiempo para narrar otra historia de las cosas (a partir de la interesante denuncia que hace Annie Leonard con sus videos), de tal modo que la relación con la Madre Tierra esté mediada por una ética del cuidado y se reduzca la huella ecológica en cada proceso humano. Es la hora de asumir hábitos de consumo responsable y  ser creativos en el uso de la técnica. Intentar vivir mejor con menos. Recuperar al anhelo del vivir bien, tal como nos lo recuerdan los pueblos andinos con su legado de Sumak Kawsay.

Estamos afrontando el “kairós” (el tiempo propicio de Dios) para liderar un profetismo ecológico frente a los megaproyectos mineros y energéticos que nos están retornando al saqueo y la explotación, con el agravante de arrasar con ecosistemas frágiles que sustentan la vida. Tal como los indios Cree y recientemente el Padre Jony nos lo recuerdan “el dinero no se puede comer”, y de seguro, hay otro tipo de tecnologías más apropiadas y menos contaminantes.
 Economía ecológica


Repensar la Economía en clave ecológica, es una decisión responsable y futurista. Por eso, la reflexión de fondo respecto al desarrollo sustentable, el decrecimiento, la economía verde, el buen vivir, la nueva civilización, requiere una comprensión holística de la vida. En este contexto, un auténtico discipulado misionero insistirá en que el Dios revelado en Jesús es el Dios de la Vida en abundancia (Jn 10,10), el que enseña el valor de una economía de comunión (Jn 6, 1-13; 2 Co 8 -9), denuncia el mal uso del dinero (Lc 16), promueve la sacramentalidad del otro (Mt 25, 31-46), integra la Creación en el proyecto redentor (Rom 8, 22-23), ofrece la gratuidad de los dones de la vida (Ap 22, 17) y no teme hacer de la historia, un altar para celebrar “los cielos nuevos y tierra nueva, en donde habite la justicia” (2 Pe 3,13).