Pero cabe una pregunta pertinente a lo dicho, ¿será que antes ninguna ciencia se pregunto por los mismos problemas que la Bioética se cuestionó en el momento?
La respuesta es que antes de que la misma Bioética se pusiera hablar sobre los problemas de los avances tecno- científicos para salvaguardar la vida misma, y sobre el quehacer de la medicina frente al caminar raudo de la ciencia, la Teología ya se había pronunciado al respecto, por ejemplo; “la Teología católica ya tenía documentos que hablaban sobre el delicado tema de la deontología médica, pero en el campo protestante, J. Fletcher, acentuó sobre “la importancia de la decisión libre, en su Morals and Medicine (1954) abogaba por el derecho a ser informado por la verdad, a controlar la paternidad, a morir, etc. Dos años más adelante P. Ramsey sostuvo una postura más moderada que coincidía con los católicos en el rechazo de la inseminación artificial con semen donante, y de la eutanasia activa.
Con el Vaticano II se crea un clima de apertura, libertad y respeto a la pluralidad. A partir de 1965 el interés por las cuestiones de la ética acrecentó hasta tal punto en USA, que, desde el campo filosófico y religioso, se contribuyó poderosamente a la constitución de la Bioética como disciplina (Masiá Clavel Juan, 1991)”; debo aclarar que desafortunadamente el Concilio Vaticano II no tuvo la fuerza necesaria analizado desde este punto de vista, debido a que la Encíclica Humanae Vitae dio marcha atrás a este ideal ya que subyace una moral más escolástica –jurídico que bíblico-antropológico, es decir a la moral de diálogo se le opone una moral de recetas.
Cómo lo mencione anteriormente la Bioética nace aprox. en los años 70´s y rompe con todo el marco de de la tradición judeo cristiana , en la que surgió, y se ubica en un plano más filosófico, es decir sin ninguna teología que lo subyace, y sin ninguna confesionalidad, es decir deja atrás una moral de receta, para evolucionar a una ética vacía, es decir en dónde las verdades se construyen gracias a los diferentes saberes y conocimientos, por medio de los consensos y discensos, para así construir un episteme que le apueste a la vida en general; pero con esto no se puede ocultar algo, y es que la Bioética en algún momento se tuvo que alimentar de las diferentes reflexiones de la Teología, ya que estos antecedentes históricos lo demuestran.
A manera de conclusión es válido decir que la Teología puede aportar mucho a la Bioética, siempre y cuando sea una Teología que fomente el diálogo, es decir una Teología de propuestas más de respuestas, ya que puede iluminar ciertos valores, y además le va a proporcionar al creyente momentos de reflexiones profundas que le permitan encontrar caminos de liberación acordes con su confesionalidad; deseo citar esta referencia de cara a identificar los retos en los que no sólo temáticamente, sino epistemológicamente, realiza la Teología frente al diálogo entre ciencia y Teología:
Se necesita una nueva ética, que tenga en cuenta los avances científicos, aunque el respeto a la vida permanezca inmutable. El papa Benedicto XVI, en una entrevista en Radio Vaticano, a llegado a afirmar que, en la Iglesia debemos superar las aptitudes condenatorias: “no a esto, no a lo otro”. Ello significa que no podemos oponernos sin más a los avances científicos solamente porque nos superan. Si la Iglesia se opuso a la democracia y a las libertades, luego a los derechos humanos, para terminar asumiéndolos en su Doctrina Social del siglo XX; en las cuestiones de Bioética debemos ir al compás de los avances científicos, aunque siempre en defensa del hombre, de la vida y de los pobres”[1].
Por Santiago Arango: biólogo, magister en Bioetica, pastoralista
1. Serrano, Pedro. Bio-ética, En Movimiento apostólico seglar, Octubre 12 de 2006. Disponible en línea: http://www.movimientoapostolicoseglar.org/spip.php?article11 Consultado: Octubre 04 de 2007
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